La terapia de contrastes se utiliza en rehabilitación, fisioterapia y medicina deportiva para acelerar la recuperación de lesiones y mejorar la función muscular y articular. Con la aplicación de frío y calor en una zona específica del cuerpo, estimula la circulación sanguínea, reduce la inflamación, alivia el dolor y promueve la recuperación de tejidos.
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